Para emprendedores: 5 pasos para lograr la atracción y retención de talento en tu empresa

Por Diana Carintia García Madrid @DianaCarintia

Una empresa nueva puede ser pequeña; tener pocos activos; tener áreas de mejora; pero lo que no puede suceder, es que carezca de buenas ideas; de objetivos y estrategias; de personas que sepan con quién relacionarse y cómo vender. Y no es suficiente con eso, también es necesario tener buenos ejecutores; operadores que conozcan el oficio; personas que realicen las tareas de forma eficaz y eficiente en el día a día. En resumen, los emprendedores necesitan estar conscientes que en gran medida, es el talento de su personal quien los llevará más rápido hacia adelante, o que se quedarán atrás.

Es normal que al empezar una empresa el emprendedor sea un poco el todólogo; el estratega, el tesorero, el vendedor, y en algunos casos hasta el operador. Sin embargo, no debe pensar jamás que puede estar siempre ahorrándose otros sueldos haciéndolo todo él, ya que comportándose como generalista, jamás tendrá el tiempo suficiente para ocuparse de los detalles finos, o para atraer más y mejores clientes. Simplemente su capacidad tiene un tope. Y son justamente estos aspectos finos los que diferencian a un negocio exitoso de uno que apenas sobrevive.

¿Qué debe hacer entonces? 5 puntos clave:

1. El emprendedor debe saber hacia dónde se dirige.

Para lograr este punto en forma eficaz se debe ser muy objetivo, cuidando de no caer en verborrea sin alma. No es suficiente con redactar una misión para colgarla en la pared; o escribir una lista de valores de la empresa que no son ciertos; o ponerse una visión inalcanzable. No se trata de redactar frases que suenen bien. Se trata de decidir en verdad hacia dónde nos dirigimos.

Mucho se puede hablar sobre la identidad de la empresa y sobre su propuesta de valor, pero en esta ocasión me voy a concentrar en los objetivos, los cuales marcan el rumbo de la empresa. Si el emprendedor espera llegar a algún lado, debe saber qué lado es ese y caminar hacia allá. No es necesario plantearse tantos objetivos; es mejor tener pocos objetivos y trabajar duro para cumplirlos. Es recomendable que el emprendedor fije al menos uno en cada área de la empresa. Esto se puede aterrizar en términos de:

a) Ventas, clientes, mercados, públicos externos.

b) Personal, capacitación, contrataciones, calidad de vida, prestaciones, públicos internos.

c) Operación, activos, procesos, certificaciones.

d) Finanzas, utilidades, retorno de inversión.

e) Desarrollo personal del emprendedor, y aspectos básicos de la empresa, como son: legales, fiscales, diseño del modelo de negocio.

El emprendedor necesita diseñar lo que espera de cada área, poner indicadores para identificar si los objetivos se alcanzaron y proponerse lograrlo en un periodo no tan largo de tiempo, medio año a un año, y monitorear los avances.

2. El emprendedor necesita saber qué talentos y competencias específicas requiere para llegar ahí.

Una vez que el emprendedor ha descrito lo que espera de cada área, debe pensar cómo, real y humanamente, podrá llegar ahí. Es posible que desconozca a su mercado y el área de mercadotecnia por completo, por poner un ejemplo. Para vender se requieren estrategias y ejecutores. ¿Puede contratar un consultor o agencia por un tiempo? ¿Vale la pena contratar un gerente comercial? ¿Puede desarrollar las estrategias y contratar personal de ventas? ¿Puede él hacer ambos? ¿Puede capacitarse? ¿Debe contratar uno o más vendedores?

Necesita resolver estas preguntas, además, es importante que no pierda de vista que si en un principio el negocio no es lo suficientemente robusto, puede ir poco a poco. No es necesario que intente correr cuando aún está aprendiendo a caminar. Lo importante es que si no cuenta él con el talento o las competencias suficientes, esté consciente que deberá irlas incluyendo poco a poco en el diseño de su negocio, ya sea a través de contrataciones, capacitación, consultoría, etc.

3. El emprendedor debe diseñar los puestos que requiere de forma estratégica para la empresa.

Un sueldo no es un costo, es una inversión, siempre y cuando la persona contratada genere suficiente valor para cubrir su propio sueldo y aún para generar utilidades a la empresa. Debe “traer su torta bajo el brazo”. Este es el pensamiento correcto, y lo importante es aplicarlo en el momento conveniente.

Iniciar un negocio nuevo lleno de puestos y personal, puede acabar pronto con el capital de trabajo y la liquidez del negocio. Es mejor iniciar con cargos misceláneos y poco a poco ir contratando más personal y especializando cada vez más la división del trabajo en la medida que el mismo negocio lo pida y a la par que vaya dando resultados. Sin embargo, no debemos olvidarlo; si se desea crecer, tarde o temprano debemos invertir en talento humano.

4. El emprendedor debe diseñar un plan a corto, mediano y largo plazo para integrar los puestos que requiere de forma que el negocio no lo recienta.

El emprendedor debe empatar sus metas económicas y de mercadotecnia con un plan de crecimiento en términos de talento. A medida que cuente con más clientes y mayores pedidos requerirá más manos que le ayuden no sólo a operar, sino también a diseñar el mismo negocio. Si se proyectan utilidades, se debe proyectar inversión en sueldos, ya sea mejorando las condiciones de los mismos trabajadores, y/o considerando contratar a más.

5. Si el emprendedor desea atraer talento real, debe ofrecer sueldos competitivos y realizar una selección profesional.

Normalmente la primera área en que los emprendedores buscan ahorros es en sueldos y prestaciones. No existe error más grave. No se debe escatimar en la calidad del personal que contratamos. Se vale contratar poco personal e incluso sin experiencia, pero lo que no se vale es contratar personal desesperado que nos ha tomado como última opción mientras encuentra algo mejor, porque no ofrecemos un sueldo competitivo para el mercado laboral. Mucho menos se vale contratar a cualquier persona que no ha pasado por un filtro profesional de selección. No importa que la persona no tenga experiencia, lo que sí debemos garantizar es que esta persona cuenta con los conocimientos, las competencias, las habilidades y el empuje que el puesto le demanda.

Para concluir, si queremos tener una empresa exitosa, no sólo debemos convencer a clientes e inversionistas, también debemos atraer y retener talento. También nuestro personal se debe enamorar del proyecto; deben ver en él posibilidades de desarrollo, crecimiento, innovación, de toma de decisiones, de aprendizaje. Y por último, si esperamos que nuestra gente cuide nuestros intereses, nosotros debemos cuidar los suyos primero; garantizarles al menos las prestaciones de ley (seguro médico incluido), y un sueldo, que si no es el más alto del mercado laboral, al menos sea competitivo.

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